¡¡¡¡ACOSADOS!!!!

Hace poco leía un articulo en Internet sobre el acoso que sufren los famosos, ya sean músicos, actores, deportistas o todo aquel que mueva masas gracias a su trabajo (gente de la prensa rosa esta excluida).
Hay casos significativos como el del fan de Jodie Foster que tras verla en "Taxi Driver" se enamoro de ella y tras acosarla, atentó contra la vida de Ronald Reagan en 1981 para impresionarla; el de Mark Cahpman, seguidor de John Lennon y autor de su asesinato horas después de firmarle un disco en la puerta de su casa; el de Jonathan Norman que fue sorprendido tratando de entrar en casa de Steven Spielberg llevando consigo unas esposas, un rollo de cinta aislante, cloroformo, tenazas para los pezones y un cutter. En su coche encontraron mapas detallados de su mansión, listados con familiares y amigos de Spielberg y varias navajas. Pero quizás el caso mas escalofriante y terrorífico fue el que le sucedió a la cantante Islandesa y reina de los frikis Björk.Un fan de la artista, Ricardo López, de 21 años y de origen Uruguayo, se encerró en su apartamento tras perder su trabajo, y comenzó a grabarse en vídeo diciendo que era "el ángel de la muerte" de Björk.
Poco a poco se empezó a volver violento y obsesivo, y tras conocer la relación de esta con un DJ de raza negra. se grabo diciendo que eso era "inaceptable", y le mandó un paquete con un libro falso en su interior. El libro estaba diseñado para soltar un spray de ácido en cuanto la cantante lo abriera, aunque fue interceptado por la policía antes de llegar a su destino.
Mientras la policía planeaba su arresto, Ricardo se desnudó, se rapó la cabeza y la pintó de rojo. Tras eso, se sentó en una silla con un cartel detrás que decía "lo mejor de mí". Tras eso, se voló la cabeza con un revólver del 38, salpicando el cartel de detrás con sus sesos.
Lo grabó en vídeo con la esperanza de que Björk lo viese, y etiquetó la cinta como "Ricardo López - Último día".El vídeo es un testimonio de una obsesión terrorífica, de como la mente humana se puede degenerar hasta tal punto de cometer atrocidades solamente por el hecho de llamar la atención.